LA ORACIÓN DE: LOS RECTOS


El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es su gozo. Prov. 15:8.

En cierta ocasión me buscó un hombre que había invertido medio millón de dólares en un negocio de "fácil rentabilidad". Al comienzo todo marchaba bien. Recibió de vuelta el dinero y los intereses al fin del período, y lo invirtió tres veces más. En el espacio de un año había prácticamente duplicado su capital. Entonces vendió todo lo que tenía y lo invirtió también en el aparente negocio de fácil rentabilidad. Pero las cosas esta vez no marcharon bien y perdió, prácticamente, todo lo que tenía.

Me buscó con una propuesta. "Si usted ora y Dios permite que recupere el dinero, daré cien mil dólares como ofrenda". Ese hombre no era cristiano. No seguía los principios bíblicos. Se dejó arrastrar por el interés de la "ganancia fácil". Todo salió mal y ahora ponía los ojos en Dios queriendo hacer un cambio de favores con él.

El proverbio de hoy describe a ese tipo de personas. Cualquier sacrificio que provenga de un corazón independiente, rebelde y que sigue sus propias reglas, es considerado abominable ante el Señor. No basta lo que tú sacrificas, por más que a los ojos de los hombres tenga un gran valor. Lo que realmente importa, es la motivación. ¿Por qué sacrificas lo que sacrificas?

"La oración de los rectos es su gozo", afirma la segunda sentencia del proverbio de hoy. ¿Sabes lo que está diciendo Dios? Que aunque la oración se expresa generalmente con palabras, la voluntad humana de conocer a Dios es considerada por él como una oración sincera.

Dios nunca deja de responder la actitud del corazón sincero, aunque no haya salido una palabra de la boca. El sacrificio es algo exterior. La voluntad de conocer a Dios y seguir sus consejos es interior. Lo primero es visto por los hombres, lo segundo es oído y respondido por Dios.

Busca a Dios. En las horas más oscuras y tenebrosas, busca el consejo del Señor. Ora. Toda persona sabia ora por lo menos quince minutos diarios, a menos que esté muy ocupada. Si ese es el caso, ora el doble. No hay personas derrotadas en Cristo. Sé sincero en tu relación con él y honesto en tu adoración, porque "El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es su gozo".

Pr. Alejandro Bullón

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