EL CAMINO DE LOS PERVERSOS

Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; y la expectación de los malos perecerá. Prov. 11:7.

Desvanecimiento es una palabra fuerte. Tiene que ver con desintegración. La Biblia en castellano dice "perecerá". Este es el destino de los perversos. Después de la muerte no se des integra tan solo el cuerpo, también el nombre cae en el olvido.

Pero el justo tiene un final diferente. Usó su libertad. Escogió el camino de la vida. Salomón vuelve aquí al punto de partida de su colección de proverbios: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová". Sabiduría es saber escoger.

Todos los días necesitamos optar entre esto y aquello. Escoger es decidir. ¿A quién seguir? ¿Qué camino tomar? El camino del perverso parece más ancho y más fácil. El camino de Dios está lleno de obstáculos y dificultades. Al perverso no le gusta sujetarse a nadie, quiere sentirse libre y seguir sus propios instintos.

En el momento de tener que decidir, solo ve el presente, y sigue su propio camino, que parece más deslumbrante, atractivo y fascinante. El tiempo pronuncia finalmente su veredicto: Muerte.

A lo largo de la historia hubo hombres y mujeres que buscaron fama, riqueza y poder a cualquier costo. Tuvieron momentos de gloria, fueron aplaudidos y desfilaron en la pasarela de la historia exhibiendo trofeos y medallas. El tiempo pasó. ¿Dónde están ahora? Nadie más se acuerda. Si tú le preguntas a las generaciones presentes el nombre de los famosos del siglo pasado, pocas personas serán capaces de acordarse de alguno.

Jesús siguió un camino diferente. Se sometió a la voluntad del Padre. Murió. Se entregó y desapareció en la tierra, como el grano de trigo, y resucitó al tercer día trayendo vida a las multitudes.

Pregunta hoy en cualquier lugar del mundo quién es Jesús, y todos sabrán responder, porque "la memoria del justo es bendita". Su derrota fue nuestra victoria. Su muerte trajo vida.

¿Qué camino estás siguiendo? ¿Qué clase de fama buscas? ¿Estás listo para desaparecer en el anonimato del servicio, para renacer en la sonrisa de un niño y en la felicidad de los seres que te aman?

Pídele a Dios sabiduría para, no solo pensar en esta vida, sino también en la eternidad, porque: "Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; y la expectación de los malos perecerá".

Pr. Alejandro Bullón

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