TESOROS DE MALDAD



Los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de muerte. Prov. 10:2.

¿Vale la pena ser honesto? En el día que escribo esta meditación, todo Brasil quedó espantado con la noticia de un árbitro de fútbol que había recibido dinero para "entregar" algunos partidos. Fueron dramáticas las escenas mostradas por la televisión. Ojos lacrimosos, pesar y vergüenza. Pero, más dramática todavía fue la declaración que el árbitro hizo: "No compensó haber traído tristeza y vergüenza a mi familia, por causa del dinero".


Un comentarista dijo algo que refleja la cultura de nuestros días: "La tragedia de él fue ser descubierto. Si no fuera descubierto, claro que habría compensado, porque el dinero nunca viene mal".

¿Te diste cuenta cómo fascina el dinero? Desde el punto de vista bíblico, no hay nada de malo en tener dinero. Entre las bendiciones de la prosperidad prometida por Dios, está incluido el dinero. No tengas miedo de trabajar, ahorrar y hacer dinero. "Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos".* Dios está listo para entregar todo eso en las manos de sus hijos.

El problema es que en la mayoría de las veces, hacer dinero lleva tiempo y trabajo, y la naturaleza humana es inmediatista, no le gusta esperar, ignora que nada se construye de un día para el otro. Entonces es cuando aparece la señora insensatez con sus promesas fascinantes, vestida de muchas y ricas ropas: Desde el engaño, la estafa, el soborno o el hurto hasta el asalto a mano armada.

La declaración bíblica de hoy es: "Los tesoros de maldad no serán de provecho". No valen las noches de insomnio de una conciencia culpada, ni la vergüenza y el escándalo que destruye la familia cuando la persona es descubierta, ni siquiera el cinismo ridículo de alguien que endureció la conciencia y niega todo.

La segunda parte del texto dice: “... mas la justicia libra de muerte". ¿A qué justicia se refiere? Andar en los caminos de la prosperidad auténtica. Puede llevar más tiempo, pero en compensación te "libra de muerte", de la desesperación, de la angustia, de la ansiedad y del pánico que se apodera de la persona cuando está en peligro de ser descubierta.

¡Que Dios bendiga hoy el fruto de tu trabajo, que todo lo que toques sea bendito, que tus planes sean prosperados! Sal a la lucha del día con la certeza en el corazón y acuérdate que "los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de muerte".

* Hag. 2:8.

Pr. Alejandro Bullón

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