EL APOCALIPSIS: UN LIBRO ABIERTO PARA NUESTRO ESTUDIO
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca" (Apoc. 1: 3).
Muchos han albergado la idea de que Apocalipsis es un libro sellado y no quieren dedicar tiempo a estudiar sus misterios. Afirman que deben contemplar las glorias de la salvación y que los misterios revelados a Juan en la isla de Patmos son dignos de una consideración menor que aquellas.
Pero Dios no considera así este libro. El Señor dice: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro".
El libro del Apocalipsis revela al mundo lo que ha sido, lo que es y lo que ha de venir; es para nuestra instrucción, para quienes han alcanzado los fines de los siglos. Debe estudiarse con temor reverente...
El Señor mismo reveló a su siervo Juan los misterios del libro del Apocalipsis, y su propósito es que sean manifestados para el estudio de todos. En este libro se describen escenas que ahora están en el pasado, y algunas de interés eterno que están sucediendo alrededor de nosotros; otras de sus profecías no se cumplirán plenamente sino al fin del tiempo, cuando tenga lugar el último gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo.
Muchas de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La intensidad está tomando posesión de la familia humana. Lo está penetrando todo aquí en la tierra. Y, ¿con qué fin? Juegos, entretenimientos, diversiones; las personas se apresuran, se agrupan y luchan por la supremacía. Lo que es común y perecedero capta la atención de ellos, por lo que se piensa muy poco en las cosas de interés eterno.
Seres humanos, poseídos de energía, celo y perseverancia, pondrán todos sus dones dados por Dios en cooperación con el despotismo de Satanás con el fin de invalidar la ley de Dios. Impostores de todo tipo dirán que son personas dignas y cabales aunque exaltarán lo que es común e impuro en detrimento de lo verdadero y de lo santo. De este modo, lo espúreo será aceptado y la norma de santidad, rechazada, así como Adán y Eva quienes descartaron la palabra de Dios para aceptar la mentira de Satanás (Manuscrito 143, 1901).
E. G. W.
Muchos han albergado la idea de que Apocalipsis es un libro sellado y no quieren dedicar tiempo a estudiar sus misterios. Afirman que deben contemplar las glorias de la salvación y que los misterios revelados a Juan en la isla de Patmos son dignos de una consideración menor que aquellas.
Pero Dios no considera así este libro. El Señor dice: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro".
El libro del Apocalipsis revela al mundo lo que ha sido, lo que es y lo que ha de venir; es para nuestra instrucción, para quienes han alcanzado los fines de los siglos. Debe estudiarse con temor reverente...
El Señor mismo reveló a su siervo Juan los misterios del libro del Apocalipsis, y su propósito es que sean manifestados para el estudio de todos. En este libro se describen escenas que ahora están en el pasado, y algunas de interés eterno que están sucediendo alrededor de nosotros; otras de sus profecías no se cumplirán plenamente sino al fin del tiempo, cuando tenga lugar el último gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo.
Muchas de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La intensidad está tomando posesión de la familia humana. Lo está penetrando todo aquí en la tierra. Y, ¿con qué fin? Juegos, entretenimientos, diversiones; las personas se apresuran, se agrupan y luchan por la supremacía. Lo que es común y perecedero capta la atención de ellos, por lo que se piensa muy poco en las cosas de interés eterno.
Seres humanos, poseídos de energía, celo y perseverancia, pondrán todos sus dones dados por Dios en cooperación con el despotismo de Satanás con el fin de invalidar la ley de Dios. Impostores de todo tipo dirán que son personas dignas y cabales aunque exaltarán lo que es común e impuro en detrimento de lo verdadero y de lo santo. De este modo, lo espúreo será aceptado y la norma de santidad, rechazada, así como Adán y Eva quienes descartaron la palabra de Dios para aceptar la mentira de Satanás (Manuscrito 143, 1901).
E. G. W.
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