EL MENSAJE DE LOS TRES ANGELES LLAMA LA ATENCIÓN A LA PALABRA DE DIOS
"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14: 6, 7).
La proclamación de los mensajes del primer ángel, del segundo y el tercero, ha sido establecida por la Palabra inspirada. No debe alterarse ni la parte más mínima. Ninguna autoridad humana tiene más derecho de cambiar la ubicación de estos mensajes que la que posee para sustituir el Antiguo Testamento por el Nuevo. El Antiguo Testamento es el Evangelio expresado en figuras y símbolos. El Nuevo Testamento es la realidad. El uno es tan esencial como el otro. El Antiguo Testamento presenta lecciones provenientes de los labios de Cristo, y esas lecciones no han perdido su fuerza en ningún detalle.
El primer mensaje y el segundo se dieron en 1843 y 1844, y ahora estamos bajo la proclamación del tercero; pero aun ahora hay que seguir proclamando los tres mensajes. Ahora es tan esencial como en cualquier tiempo pasado, que se los repita a los que están buscando la verdad. Debemos hacer resonar su proclamación mediante la pluma y la voz; debemos mostrar su secuencia y la aplicación de las profecías que nos conducen al mensaje del tercer ángel. No puede haber un tercer mensaje sin un primero y un segundo. Debemos proclamar al mundo estos mensajes mediante publicaciones y conferencias que muestren en el ámbito profético las cosas que han sido y las que serán.
El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino la porción de la profecía de Daniel que se refería a los últimos días... Cuando se abrió el libro se proclamó: "El tiempo no será más". Ahora ha sido abierto el libro de Daniel, y la revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes de la tierra. Mediante el aumento del conocimiento debe prepararse a un pueblo para que resista en los últimos días.
Si se presta atención a este mensaje [Apocalipsis 14: 6-7], inducirá a cada nación, tribu, lengua y pueblo a examinar cuidadosamente la Palabra, y los conducirá a la verdadera luz concerniente al poder que ha cambiado el séptimo día de reposo por un día de reposo espurio... El monumento del sábado, que expresa quién es el Dios viviente, el Creador de los cielos y de la tierra, ha sido derribado, y en su lugar se ha dado al mundo un día de reposo falso. Así se ha abierto una brecha en la ley de Dios.
En el mensaje del primer ángel se llama a los hombres a adorar a Dios, nuestro Creador, quien hizo el mundo y todas las cosas que hay en él... El mensaje proclamado por el ángel que volaba por en medio del cielo es el Evangelio eterno, el mismo Evangelio que fue declarado en el Edén, cuando Dios le dijo a la serpiente: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Manuscrito 32, 1896).
E. G. W.
La proclamación de los mensajes del primer ángel, del segundo y el tercero, ha sido establecida por la Palabra inspirada. No debe alterarse ni la parte más mínima. Ninguna autoridad humana tiene más derecho de cambiar la ubicación de estos mensajes que la que posee para sustituir el Antiguo Testamento por el Nuevo. El Antiguo Testamento es el Evangelio expresado en figuras y símbolos. El Nuevo Testamento es la realidad. El uno es tan esencial como el otro. El Antiguo Testamento presenta lecciones provenientes de los labios de Cristo, y esas lecciones no han perdido su fuerza en ningún detalle.
El primer mensaje y el segundo se dieron en 1843 y 1844, y ahora estamos bajo la proclamación del tercero; pero aun ahora hay que seguir proclamando los tres mensajes. Ahora es tan esencial como en cualquier tiempo pasado, que se los repita a los que están buscando la verdad. Debemos hacer resonar su proclamación mediante la pluma y la voz; debemos mostrar su secuencia y la aplicación de las profecías que nos conducen al mensaje del tercer ángel. No puede haber un tercer mensaje sin un primero y un segundo. Debemos proclamar al mundo estos mensajes mediante publicaciones y conferencias que muestren en el ámbito profético las cosas que han sido y las que serán.
El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino la porción de la profecía de Daniel que se refería a los últimos días... Cuando se abrió el libro se proclamó: "El tiempo no será más". Ahora ha sido abierto el libro de Daniel, y la revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes de la tierra. Mediante el aumento del conocimiento debe prepararse a un pueblo para que resista en los últimos días.
Si se presta atención a este mensaje [Apocalipsis 14: 6-7], inducirá a cada nación, tribu, lengua y pueblo a examinar cuidadosamente la Palabra, y los conducirá a la verdadera luz concerniente al poder que ha cambiado el séptimo día de reposo por un día de reposo espurio... El monumento del sábado, que expresa quién es el Dios viviente, el Creador de los cielos y de la tierra, ha sido derribado, y en su lugar se ha dado al mundo un día de reposo falso. Así se ha abierto una brecha en la ley de Dios.
En el mensaje del primer ángel se llama a los hombres a adorar a Dios, nuestro Creador, quien hizo el mundo y todas las cosas que hay en él... El mensaje proclamado por el ángel que volaba por en medio del cielo es el Evangelio eterno, el mismo Evangelio que fue declarado en el Edén, cuando Dios le dijo a la serpiente: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Manuscrito 32, 1896).
E. G. W.
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