SE DESCRIBE LA OBRA DE CRISTO POR NUESTRA REDENCIÓN

"He aquí el León de la tribu de Judo,.. .y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado" (Apoc. 5: 5, 6).

El Salvador se presenta ante Juan bajo los símbolos del "león de la tribu de Judá" y de "un Cordero como inmolado". Dichos símbolos representan la unión del poder omnipotente con el abnegado sacrificio de amor. Como León de la tribu de Judá, Cristo habrá de defender a sus escogidos y darles la victoria, porque lo aceptaron como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Cristo es el Cordero despreciado, rechazado, la víctima de la ira de Satanás, de su abuso y crueldad. ¡Cuan tierna ha sido su simpatía con su pueblo aquí en la tierra! Y según las profundidades infinitas de su humillación y sacrificio como Cordero de Dios ha de ser su poder en gloria como León de Judá a fin de liberar a su pueblo.
Ante Juan se abrieron los grandes eventos del futuro que habrían de conmover los tronos de los reyes y hacer temblar a los poderes terrenales. Él contempló el fin de todas las escenas de la tierra, la dirección del reino del que es Rey de Reyes y que perdurará por las edades sin fin. "He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá"... Vio que Cristo recibía la adoración de todas las huestes celestiales y escuchó la promesa de que fuera cual fuese la tribulación que sobreviniera sobre el pueblo de Dios, si la soportaban con paciencia, serían más que vencedores en Aquel que tanto los amó...
Juan estaba preparado para ser testigo de las emocionantes escenas del gran conflicto entre quienes guardan los mandamientos de Dios y los que han invalidado la ley divina. Vio surgir un poder que hacía maravillas y que engañaría a los habitantes de la tierra que no estuvieran en comunión con Dios, "mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió"...
En relación con el fiel y verdadero que no se inclina ante los decretos de los gobernantes terrenales contrariamente a la autoridad del Rey del cielo, el revelador dice: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús".
Estas lecciones son para nuestro beneficio. Necesitamos permanecer con fe firme en Dios/pues estamos en la antesala de un tiempo que ha de probar a cada fiel. Cristo sobre el Monte de los Olivos se refirió a los juicios que habrían de preceder su segunda venida... Aunque estas profecías tuvieron un cumplimiento parcial en ocasión de la destrucción de Jerusalén, han de tener una aplicación mucho más directa en los últimos días (Manuscrito 100, 1893).

E. G. W.

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