BENDECIR ES SERVIR


Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis por las noches. Sal. 134:1.

En el versículo de hoy hay dos verbos que expresan acciones, que no pueden andar separadas. Bendecir y servir. El siervo siempre hablará bien de su Señor. Si tú no estás empeñado en servir, tu corazón estará propenso a abrigar dudas, intrigas, descontento y, consecuentemente, acabarás hablando mal de Dios y de su iglesia.

El salmista habla aquí de coherencia. La boca habla como resultado de lo que las manos hacen, y las manos realizan lo que realizan, porque el corazón rebosa del deseo de servir.

La alabanza sin servicio es vacía y no permanece. El servicio sin alabanza, es apenas humanismo. Hace del ser humano el centro de la experiencia.

Es noche ya cuando escribo esta meditación. Estoy cansado porque hoy tuve un día estresante. Viajamos por tierra desde Asunción del Paraguay y ahora estamos en Pedro Juan Caballero, ciudad limítrofe entre el Paraguay y el Brasil. La frontera es apenas una calle. Es suficiente un minuto para pasar de un país al otro. Al sentirme tan cerca del Brasil, la nostalgia toca mi corazón, porque hace ya un buen tiempo que estoy lejos de casa.

Es noche en esta ciudad. Acabo de orar por las personas que esta noche aceptaron a Jesús como su Salvador, en la conferencia evangelizadora que presenté en el gimnasio. Después, ya en el hotel, abro mi Biblia y comienzo a escribir esta meditación.

El versículo de hoy habla de los sacerdotes que prestaban servicio al Señor durante las horas de la noche. ¿Qué hacían mientras la ciudad dormía? Oraban. El versículo 2 dice que alzaban las manos al Santuario, en una típica actitud de oración. Orar los unos por los otros, interceder por ellos, mientras los otros duermen, hace un bien indescriptible. El servir es un camino extraordinario para huir de la nostalgia, del cansancio y de la decepción. Pensar más en los Otros y menos en uno mismo. Tener conciencia de que, aunque tú estés enfrentando problemas, siempre hay personas que están sufriendo más que tú.

¿Es de noche en tu vida? Sirve. Bendice el nombre de Dios. ¿La oscuridad parece envolverte completamente? Aparta por un minuto los ojos de tus problemas y dirígelos a Dios.

Con ese pensamiento en mente, encara los desafíos que se te presenten hoy, diciendo: "Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis todas las noches".

Pr. Alejandro Bullón.

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