LA RECETA DE LA BUENA IMAGEN

El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. Prov. 15:13.

Una famosa estrella de la televisión latinoamericana gastó una gran suma (120 mil dólares) para realizar varias cirugías con el fin de rejuvenecerse. Implantes, lipo-aspiración y cirugías en varias partes del cuerpo.

Tres años después, los noticieros anunciaron un intento de suicidio. Drogada, alcoholizada y envejecida, nadie que la viese podría creer que hacía poco había gastado una fortuna para "hermosear" el rostro.

Salomón habla hoy de la alegría como la mejor receta para lograr la belleza exterior. Un corazón alegre, básicamente, es un corazón agradecido y confiado. La confianza genera el optimismo, porque sabe que no está solo en el mundo. Las circunstancias pueden ser las más absurdas. Desde el punto de vista humano, puede dar la impresión de que todo está cabeza abajo. El dolor, la tristeza y las adversidades pueden haberte rodeado implacablemente, y aun así, tú confías y estás agradecido porque sabes que tu vida está en las manos de Dios.

El resentimiento, la amargura, el rencor, la envidia son fuentes de agua envenenada, y cuando tú permites que se acumulen en tu corazón, las consecuencias son visibles y se reflejan en el rostro.

Si esto es verdad en la vida de la persona, también es realidad en la familia, en la empresa o en la institución. Cuando las personas están alegres y felices, cuando el líder, sea el padre o el gerente, consigue llevar alegría y confianza a sus liderados, el resultado aparece en la imagen de la institución o de la familia. El rostro es hermoso porque el corazón está contento.

¿Cuál es la imagen que tu familia, o tu empresa, o tu iglesia proyecta? ¿Eres un líder? ¿No crees que tal vez sea necesario salir del escritorio, dejar de lado la burocracia, para estar más cerca del ser humano, del hijo, de la esposa, del trabajador o del compañero?

Si tú eres un hombre de negocios, piensa que, cuanto más felices estén tus empleados, mejor atenderán a los clientes, y cuanto más satisfechos estén los clientes, mayor será el éxito de tu negocio.

Revisa tus valores y actitudes y hoy, antes de enfrentar otro día de trabajo, recuerda que "El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate".

Pr. Alejandro Bullón

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